Somos mujeres consagradas que nos dedicamos a vivir el Misterio Eucarístico, es decir, a ofrecer un continuo homenaje de amor y reparación a Jesús presente en el Santísimo Sacramento del Altar y anunciar su amor al mundo.
Estamos presentes en Venezuela y en Colombia. Nuestras obras van dirigidas a todo el pueblo de Dios, para que conozcan el amor de Jesús en la Eucaristía, por ello, en las Capillas de nuestras comunidades encontrarás el Santísimo Sacramento expuesto esperando por tu adoración.
Carisma
Nuestro carisma es la glorificación de la Divina Eucaristía tomando al Dios de la Hostia como móvil de la propia existencia y del trabajo apostólico; en actitud contemplativa de adoración y reparación, ser celadoras de su gloria y propagadoras de su amor.
Misión
La Misión de la Congregación es la adoración, reparación y todo aquello que se relacione con el servicio de la Divina Eucaristía.
- Intensa vida eucarística de las religiosas, centrada en el Santo Sacrificio y prolongada por la adoración, acción de gracias, reparación y súplica ante Jesús Sacramentado.
- Exposición del Santísimo Sacramento en las iglesias de la Congregación para la adoración diurna, y nocturna donde y cuando sea posible.
- Promover entre los fieles el conocimiento y amor a la Divina Eucaristía, bajo sus tres aspectos: Santo Sacrificio, Comunión y Presencia Real.
- Práctica efectiva de la caridad a imitación del amor con que Jesús instituyó la Eucaristía. Vida de oración y penitencia para obtener de Dios muchos y santos sacerdotes. “Sacerdocio y Eucaristía constituyen una sola cosa en el designio de Dios” (PMC. 262).
Nuestros Fundadores
Contexto Histórico
El proyecto comenzó en el año 1892, en Caracas-Venezuela, cuando un grupo de señoritas caraqueñas celadoras de la Adoración Perpetua en Santa Capilla manifestaron al Padre Juan Bautista Castro rector de esa Basílica, el deseo de establecer una asociación religiosa que tuviera por vínculo el amor y la devoción al Santísimo Sacramento, para trabajar por la práctica de las virtudes cristianas y ser útiles a la Iglesia.
Patronos de la Congregación
Nuestra Congregación tiene como Patronos a la Santísima Virgen, a San José y a San Tarsicio.
María y José, primeros adoradores del Verbo Encarnado, nos enseñan a adorar y servir a Jesús. San Tarsicio, el joven mártir de la Eucaristía, nos enseña a dar la vida por la gloria de Dios en la Hostia, él se inmoló por el inmolado, "Hostia por Hostia".
Tributamos a María
una tierna devoción como modelo de nuestra consagración. Ella es la
Virgen creyente que con su “si” acoge la Palabra; la Virgen eucarística que
salta de alegría en la presencia de Dios en el Magníficat; la Virgen solícita
en las bodas de Caná; la Virgen oferente en la presentación de Jesús y, la
Virgen sufriente asociada a la Víctima que se perpetúa en el Sacrificio
Eucarístico como celebración de la Pascua.
La Santísima Virgen
es para nosotras modelo e intercesora para encarnar la Palabra en nuestra vida
y, como Ella y con Ella, ofrecerla a la humanidad en una continua
evangelización.
En la Congregación
la honramos con el título de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento porque
en la Eucaristía, Cristo, con su Cuerpo nacido de María Virgen, se hace
presente.
Junto a la Virgen
María, San José, peregrino de la fe y obediente al Espíritu, participa del
Misterio de la Encarnación y acepta la misión de ser custodio del Redentor.
San José es modelo
de vida interior; con su silencio, humildad y trabajo nos enseña a ser
contemplativas sin dejar de ser apostólicas.
Rendimos a
San Tarsicio, mártir de la Eucaristía, un culto especial, “pues su fiesta está
ligada con la fundación de esta Obra”.
Las manifestaciones de nuestra devoción a los patronos de la Congregación son parte muy apreciada del patrimonio espiritual, que debemos conservar con diligencia y amor.